El labio leporino es uno de los defectos congénitos más frecuentes que afecta a los bebés. Afortunadamente, la mayoría de los casos se pueden operar cuando aún son pequeños.
Veamos exactamente en qué consiste esta malformación, qué tipos existen y cuáles son sus causas y soluciones.
¿Qué es el labio leporino?
El labio leporino es una anomalía congénita que sucede durante el desarrollo del feto en los primeros meses de embarazo. Cuando el tejido que une el paladar con el labio no se cierra como es debido se produce un orificio o espacio en el labio superior.
Esta abertura puede ser de diferentes tamaños: desde una pequeña muesca a una gran hendidura desde el labio a la nariz.
El labio leporino puede detectarse en las ecografías a mitad del embarazo, entre las semanas 18 y 21. No obstante, hay ocasiones en las que no se descubre hasta el nacimiento del bebé.
¿Cuál es la diferencia entre paladar hendido y labio leporino?
Puede coincidir que los niños con labio leporino sufran también de paladar hendido, de forma que el orificio se extienda hasta la parte anterior o posterior del paladar.
Sin embargo, es importante destacar que no todos los niños con labio leporino tienen por qué tener fisura en el palatino.
En cualquier caso, es crucial subsanar esta afección para que la calidad de vida del niño no se vea alterada, ya que funciones vitales como comer o hablar se verían comprometidas. Además, si no se soluciona de forma temprana, pueden surgir otros problemas de salud asociados: dentales, de audición, infecciosos, etc.
Tipos de labio leporino
Existen tres tipos de labios leporinos.
Labio leporino unilateral incompleto
La muesca está en el labio superior y no llega hasta la nariz. Es el defecto menos complicado y más sencillo de corregir.
Labio leporino unilateral completo
La abertura está en el labio de arriba, pero se extiende hasta la nariz, aumentando la dificultad del tratamiento.
Labio leporino bilateral completo
El niño presenta dos espacios o hendiduras en el labio superior que llegan hasta los orificios nasales, pasando por la gingiva superior. Es la anomalía que revierte mayor complejidad.
¿Cuáles son las causas del labio leporino?
No se conocen con exactitud las causas que provocan el labio leporino. Sin embargo, existen ciertos factores de riesgo que pueden incrementar las probabilidades de que suceda:
¿Por qué se forma?
- Fumar o beber durante el embarazo.
- Diabetes gestacional.
- La obesidad durante la gestación.
- No tomar los suplementos de ácido fólico.
- Consumo de ciertos medicamentos.
- Antecedentes familiares.
- Exponerse a sustancias químicas durante la gestación.
Complicaciones del labio leporino y paladar hendido
Como hemos comentado antes, si no se remedia el labio leporino, pueden surgir complicaciones en la vida del niño.
Dificultades de alimentación y deglución
La lactancia materna será muy complicada de llevar a cabo, ya que los labios no pueden sellarse para succionar. Del mismo modo, más adelante surgirán dificultades en la masticación y deglución.
Infecciones de oído
La audición del bebé puede deteriorarse, puesto que los niños con labio leporino sufren mayor riesgo de infecciones auditivas y de padecer lo que se conoce como “oído pegajoso”, que es la acumulación de líquido y mucosidad en el oído.
Problemas en el habla
Desde el punto de vista fisiológico, la afección en labio y dientes dificulta la reproducción de ciertos fonemas impactando, por ende, en la pronunciación y el habla.
Problemas dentales
Esta anomalía puede perjudicar el correcto desarrollo de la dentadura y de la estructura maxilofacial del niño.
Además, los pequeños con este defecto congénito tienen tendencia a sufrir más caries y gingivitis, ya que sus glándulas salivales son anómalas. Al no ser suficiente la producción de saliva, esta no arrastra a las bacterias de forma óptima, y se genera más placa bacteriana de lo normal, y con ello más sarro.
Problemas psicológicos y emocionales
La autoestima del niño se verá lastimada tanto por su apariencia física como por las limitaciones en el desempeño de sus funciones vitales. También puede tener repercusiones negativas en sus relaciones sociales.
Deformidades nasales
El labio leporino completo, al llegar hasta la nariz, puede deformarla.
¿Cuáles son los tratamientos para el labio leporino?
El labio leporino se remedia con cirugía, pero en realidad requiere una asistencia multidisciplinar para solventar otras áreas o funciones afectadas.
Cirugía
Aunque depende de cada caso, la cirugía temprana suele ser el tratamiento más habitual.
Como puedes intuir, esta consiste en unir el paladar y el labio. La intervención se suele realizar cuando aún son bebés, normalmente antes de que cumpla el año.
La operación se llama queiloplastia. Requiere el ingreso hospitalario del bebé y se efectúa con anestesia general.
La intervención persigue dos objetivos: cerrar el abertura, y dar forma y contorno al labio superior y a la nariz si procede.
En algunos casos, se pueden requerir nuevas operaciones cuando el niño es más mayor:
- Injerto óseo alveolar: se toma una pequeña muestra del hueso de la cadera para reparar la encía y que estas puedan sostener la dentición permanente.
- Cirugía nasal: si el labio leporino afectó de forma severa a la nariz.
- Cirugía ortognática: si el niño también sufrió paladar hendido, una vez ha cesado el crecimiento, pueden necesitar este tipo de intervención para corregir las irregularidades de la estructura maxilofacial.
Tratamiento multidisciplinar
Una vez solucionada la malformación, pueden llevarse a cabo otros tratamientos para subsanar las complicaciones que haya podido generar.
En este sentido, puede necesitarse el apoyo de otros especialistas como el logopeda, otorrino, el audiólogo, el fisioterapeuta, el dentista, el ortodoncista…
Odontopediatría y ortodoncia interceptiva
Como consecuencia del labio leporino, es probable que los dientes o la estructura ósea no se hayan desarrollado de forma correcta, y se requiera un tratamiento odontológico para corregir los desajustes ocasionados o prevenirlos, entre ellos:
- Alteraciones oclusales, que afectan a la forma o amplitud de las arcadas y, por tanto, a la mordida.
- Alteraciones dentales, ya sea por ausencia (dientes agenésicos) o por exceso (dientes supernumerarios) de las piezas dentales, o malposición. Es habitual recurrir a tratamientos de ortodoncia infantil interceptiva.
Por suerte, al estar controlado desde edades tan tempranas, se evitan muchos problemas futuros. De ahí que sea crucial que un odontopediatra realice un seguimiento del niño.
Conclusión
El labio leporino es una afección congénita que se produce durante la gestación. Suele detectarse en la ecografía de las 20 semanas, lo que permite trazar un plan de actuación para cuando nazca el niño. La solución pasa por la cirugía temprana, normalmente antes de los 12 meses.
Esta malformación suele boicotear el desarrollo bucodental, por lo que es fundamental controlar, diagnosticar y tratar los posibles trastornos que surjan de la mano de un odontopediatra.
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