Tipos de bruxismo ¿cómo saber cuál tienes y qué tratamiento necesitas?

Clínicas Den - Tipos de bruxismo ¿cómo saber cuál tienes y qué tratamiento necesitas?

Existen diferentes tipos de bruxismo y cada uno se manifiesta de una forma distinta. Hay quien aprieta en silencio durante el día, quien rechina con fuerza mientras duerme o quien amanece con la mandíbula rígida sin entender qué ha pasado.

Cada patrón deja sus propias señales: desgaste dental, sensibilidad, chasquidos, dolor al abrir la boca, dolor de cuello, etc. Por eso, categorizar esta afección es el primer paso para frenar el problema y proteger tu salud oral.

¿Qué tipos de bruxismo existen?


El bruxismo no funciona igual en todas las personas. Cambia según el movimiento de la mandíbula, el momento del día en el que aparece y la intensidad del hábito. Todo esto condicionará a su vez también el tratamiento de bruxismo a seguir.

Según el movimiento

Bruxismo excéntrico

El bruxismo excéntrico (por frotamiento) aparece cuando la persona frota los dientes de lado a lado. Este roce provoca:

  • Desgaste irregular.
  • Bordes fracturados o pequeñas fisuras.
  • Cambios visibles en la forma de los dientes.

Es muy típico en personas con tensión acumulada que rechinan mientras se mueven o cambian la posición de la mandíbula sin control.

Este tipo de bruxismo castiga sobre todo a los incisivos, que son los primeros en mostrar ese desgaste característico.

Bruxismo céntrico

Aquí no hay movimiento lateral. La persona aprieta con fuerza los dientes mientras mantiene la mandíbula fija. Esta presión constante sobrecarga los músculos y puede causar:

  • Dolor al despertar.
  • Dolor de cabeza.
  • Sensación de cansancio mandibular.
  • Sensibilidad dental.

Suele aparecer en personas con trabajos que exigen concentración prolongada o en etapas de estrés.

Afecta al cuello de los dientes, donde aparecen desgastes cervicales por la presión constante. Los premolares suelen ser los más dañados porque soportan gran parte de la fuerza en esa zona de la mandíbula.

Ambos tipos de bruxismo pueden aparecer a la vez en una misma persona. Además, sus efectos pueden confundirse con lesiones no cariosas provocadas por otros hábitos, como un cepillado demasiado fuerte, que genera un desgaste muy parecido en determinadas zonas de los dientes.

Según el momento en el que aparece

Bruxismo diurno

La persona lo padece estando despierta. No implica rechinamiento, sino apretamiento involuntario durante actividades que requieren foco: conducir, trabajar frente al ordenador, estudiar o incluso hablar. Se asocia también a momentos de estrés.

Es el típico gesto de tensión que pasa desapercibido hasta que duele.

Bruxismo nocturno

Aparece durante el sueño. La persona no lo controla y normalmente no es consciente hasta que nota molestias al levantarse. Suele relacionarse con:

  • Alteraciones del descanso.
  • Apneas.
  • Acumulación de tensión emocional.

El desgaste dental suele ser mayor, porque el bruxismo nocturno genera fuerzas muy superiores a las del día.

Según el nivel de afectación

No todas las personas con bruxismo presentan el mismo impacto.

Hay quien solo nota molestias puntuales y quien llega a tener problemas serios en la articulación temporomandibular (ATM).

Bruxismo de grado I: hábito incipiente

En el grado más leve, el bruxismo aparece de forma esporádica y con una intensidad baja.

Puede durar días o semanas y pasar completamente desapercibido para la persona que lo tiene. Suele desaparecer cuando la persona toma conciencia de la tensión y cambia el gesto.

En muchos casos está influido por pequeños desequilibrios dentro de la boca, como un contacto dental que roza antes de tiempo o una pieza que no encaja bien al morder. Cuando se detectan y se corrigen estos factores, el hábito tiende a desaparecer sin necesidad de tratamientos complejos.

Este tipo de bruxismo ocasiona:

  • Desgaste leve en algunas piezas.
  • Molestias puntuales.
  • Ruido dental casi imperceptible.

Aquí el cuerpo empieza a avisar, pero aún sin grandes daños.

Bruxismo de grado II: hábito establecido

En el grado II el bruxismo ya muestra un componente de ansiedad evidente, y el hábito se refuerza por varios factores que lo alimentan.

La persona suele bruxar sin darse cuenta, aunque muchas veces consigue detener el gesto cuando toma conciencia de la tensión en la mandíbula.

En este punto pueden aparecer daños en dientes, encías y musculatura, señales que indican que el sistema empieza a resentirse y que conviene intervenir con un tratamiento global.

Este nivel todavía permite revertir el problema, pero si queda sin abordar, el hábito gana fuerza y puede avanzar hacia un grado III, mucho más agresivo y complejo de controlar.

Aquí podemos observar:

  • Desgaste más visible y generalizado.
  • Músculos tensos con más frecuencia.
  • Aparición de chasquidos mandibulares.

El sistema empieza a descoordinarse y la función se altera.

Bruxismo de grado III: hábito poderoso

En el grado más avanzado, el bruxismo se convierte en un hábito dominante que la persona reproduce una y otra vez, incluso cuando intenta detenerlo.

La fuerza y la frecuencia del apretamiento dejan una huella evidente: desgaste severo en los dientes, daño en encías, sobrecarga muscular y alteraciones en la articulación. En algunos casos, las secuelas ya no se pueden revertir.

Esta forma tan potente de bruxar exige un abordaje más elaborado, con tratamientos ajustados, controles periódicos y una dedicación mayor por parte del especialista, porque la evolución suele ser lenta y los resultados necesitan constancia.

Las señales de alarma son:

  • Desgaste severo que cambia la forma de los dientes.
  • Dificultad para abrir la boca.
  • Dolor irradiado hacia sienes, cuello u oídos.
  • Afectación directa de la ATM.

Es el estadio donde la persona ya nota que “algo no funciona” en su mandíbula.

Testimonio de un paciente que sufría de problemas de ATM y bruxismo


En este testimonio real, Carles nos cuenta cómo, tras años de molestias y visitar diferentes profesionales, nadie lograba encontrar el origen real de su malestar, hasta que llegó a Clínicas Den.

“Vuelvo a ser persona gracias al tratamiento”

Tras un estudio completo realizado por nuestro equipo, detectamos un problema de bruxismo y ATM que afectaba a su mordida, su postura y su calidad de vida.

Gracias al tratamiento personalizado que siguió en nuestra clínica:

  • Eliminó sus mareos y dolores de cabeza.
  • Recuperó una mordida equilibrada y sin tensión mandibular.
  • Mejoró su postura y volvió a sentirse bien física y mentalmente.

Hoy, se siente con más energía y preparado para rendir al 100 % tanto en el trabajo como en su día a día.

¿Cómo saber qué tipo de bruxismo tienes?


Cada caso tiene sus matices, pero hay señales que orientan mucho. Si te preguntas qué tipo encaja contigo, fíjate en estas situaciones habituales:

  • Dolor mandibular al despertar

Suele relacionarse con bruxismo nocturno.

  • Dientes desgastados, bordes fracturados o piezas más cortas

Muy típico del bruxismo excéntrico, por el roce lateral.

  • Mandíbula apretada durante el trabajo, al estudiar o en momentos de estrés

Indica bruxismo diurno céntrico.

  • Dolores de cabeza frecuentes, chasquidos articulares o dificultad para abrir la boca

Señales claras de que podría existir una disfunción de la ATM.

Si te reconoces en alguno de estos puntos, conviene hacer una valoración completa con un especialista.

¿Cómo tratar los diferentes tipos de bruxismo?


Tecnología Modjaw para diagnosticar trastornos de la articulación temporomandibular ATM

El tratamiento del bruxismo consiste en entender por qué bruxas y corregir el origen.

Cada persona presenta un patrón distinto, una historia diferente y un nivel de afectación propio que hay que comprender. Por eso el plan terapéutico se diseña después de un diagnóstico exhaustivo, en el que se analiza cómo se mueven tus dientes, cómo encajan y cómo responde tu mandíbula.

En Clínicas Den, este estudio lo realizamos con MODJAW, una tecnología 4D que permite ver en tiempo real el movimiento mandibular, la oclusión y las cargas musculares.

Este análisis ayuda a identificar la causa exacta del hábito y a planificar una solución que busque estabilidad funcional.

Reposicionamiento y estabilización de la dinámica mandibular

Cuando el bruxismo tiene su origen en un cierre mandibular inestable, el tratamiento empieza por devolver equilibrio a la función.

En esta fase puede utilizarse una férula de desprogramación.

Esta férula ayuda a reiniciar la memoria muscular: elimina patrones de tensión arraigados, libera la mandíbula de movimientos inadecuados y permite que el cierre vuelva a una posición más estable.

A partir de ahí, resulta más sencillo equilibrar los contactos dentales, reducir la carga en la ATM y disminuir la fuerza que ejerce la musculatura.

El objetivo es lograr la oclusión funcional y evitar que el hábito reaparezca.

Rehabilitación protésica dental

Cuando el bruxismo ha provocado desgastes severos o incluso la pérdida de piezas, es necesario restaurar la anatomía dental.

En estos casos se suele recurrir a:

Férulas de descarga

Las férulas de descarga se utilizan cuando se busca proteger los dientes y aliviar la musculatura mientras avanza el tratamiento principal.

Las férulas sirven para:

  • Reducir el impacto del bruxismo nocturno.
  • Evitar fracturas o desgastes adicionales.
  • Relajar la musculatura masticatoria.

No son el tratamiento definitivo, pero sí una herramienta útil según la fase del proceso.

Ortodoncia funcional

Cuando la posición de los dientes favorece este mal hábito, la ortodoncia entra en escena para reordenar la boca desde la función.

Al colocar bien las piezas, las arcadas recuperan su forma, la mordida se vuelve estable y desaparecen esos contactos prematuros que obligan a la mandíbula a hacer esfuerzos extra.

Fisioterapia especializada

Si la musculatura lleva demasiado tiempo en tensión, empiezan a llegar señales de aviso.

Primero llegan las cefaleas tensionales, luego el dolor cervical y, con el tiempo, incluso cuesta abrir la boca con naturalidad. Esa cadena de molestias no aparece por azar: es la respuesta de un sistema que trabaja por encima de sus posibilidades.

La fisioterapia orofacial ayuda a liberar esa carga acumulada. Con técnicas precisas, el fisioterapeuta relaja los músculos implicados, mejora la movilidad de la mandíbula y devuelve flexibilidad a estructuras que llevan demasiado tiempo rígidas.

Es una pieza clave cuando el cuerpo ya muestra signos de agotamiento.

Abordaje emocional en casos seleccionados

En personas donde la tensión emocional actúa como detonante, combinar el tratamiento dental con apoyo psicológico o técnicas de regulación emocional mejora el resultado.

En cualquier caso, durante la valoración, el especialista en bruxismo analiza qué combinación encaja mejor en tu caso. No todos los pacientes necesitan lo mismo, por eso el estudio inicial es tan importante.

Seguimiento profesional y control del caso

El tratamiento del bruxismo no termina cuando desaparece el dolor o mejora la función.

Necesita revisiones periódicas, porque la mandíbula cambia, la musculatura responde y la oclusión evoluciona con el tiempo.

El seguimiento permite comprobar si los síntomas remiten, si el cierre mandibular se mantiene estable y si los músculos responden como deberían.

También ayuda a detectar cualquier cambio en la función antes de que vuelva a generar tensión o desgaste. Por tanto, es una fase clave para consolidar los resultados y garantizar que la estabilidad conseguida se mantiene en el futuro.

Conclusión

Como ves, detectar el o los tipos de bruxismo a tiempo evita daños mayores. Así que, si notas señales de desgaste, ruidos mandibulares o dolor al despertar, acude a un especialista cuanto antes para frenar su avance.

¿Te reconoces en alguno de estos tipos de bruxismo?

Ponte en contacto con nuestra clínica dental en Barcelona y deja que valoremos tu caso sin compromiso.

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Dr. Pablo Rial Serodio

El doctor Pablo Rial (n.º de colegiado 1907), es el Director Médico de Den Clínica Dental y Miembro de la Sociedad Española de Ortodoncia. El doctor Pablo Rial cuenta con más de 25 años de experiencia y se ha especializado en Rehabilitación Oral e implantología Dental. Es diplomado en Ortodoncia y Oclusión Funcional por la Fundación Roth – Williams International y diplomado en Ortodoncia por la Fundación Internacional Gnathos. Además, posee un Postgrado en Bioestética por el Orthognathic Bioesthetic Institute, un título superior para dirigir instalaciones de Radiodiagnóstico (UTPR) y un Máster en Dirección de Servicios Integrados de Salud por ESADE Business School.

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