¿Qué es el síndrome de Costen, cuáles son sus causas y cómo se corrige?

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¿Sientes dolor al mover la mandíbula o al masticar? ¿Has notado molestias en la cara, el cuello o los oídos sin causa aparente? Estos son síntomas posibles del síndrome de Costen, una afección relacionada con la disfunción de la articulación temporomandibular (ATM).

En este artículo descubrirás en qué consiste este síntoma, cuáles son sus causas, cómo reconocer sus síntomas y qué tratamientos existen para aliviarlo.

¿Qué es el síndrome de Costen?


El síndrome de Costen, también llamado síndrome de tensión temporomandibular (STM), afecta a la conexión entre el hueso temporal del cráneo y la mandíbula: la ATM.

La articulación temporomandibular es vital para abrir y cerrar la boca, hablar, masticar y realizar movimientos básicos con la mandíbula.

Cuando esta “bisagra” sufre algún tipo de alteración, ya sea por problemas musculares, desgaste de las estructuras o maloclusión, provoca una serie de síntomas que afectan tanto la boca como otras partes del cuerpo.

Aunque muchas personas desconocen su existencia, este síndrome impacta de manera significativa en la calidad de vida de quienes lo padecen.

Origen del síndrome de Costen

El origen del “síndrome de Costen” proviene del otorrinolaringólogo estadounidense James Costen, quien describió por primera vez la relación entre los síntomas auditivos y los problemas de la ATM.

¿Cuáles son las causas del síndrome de Costen?


El síndrome de Costen se origina por una combinación de factores que afectan el equilibrio de la articulación temporomandibular (ATM). Entre ellos encontramos:

Desgaste articular

El deterioro de las estructuras internas de la ATM, como el cartílago o el disco articular, suele ser consecuencia del uso excesivo o del paso del tiempo.

Este daño reduce la capacidad de amortiguación entre los huesos, lo que genera fricción, dolor y, en algunos casos, bloqueos mandibulares.

También es común escuchar sonidos articulares, como chasquidos, durante los movimientos de la mandíbula.

Mala alineación dental

Una mordida incorrecta obliga a la mandíbula a realizar movimientos irregulares para compensar el desajuste, y ejerce una presión adicional sobre los músculos y ligamentos de la ATM.

Con el tiempo, este desequilibrio acelera el desgaste dental, altera la posición de los dientes y compromete la mordida.

Bruxismo

El bruxismo es el hábito nocivo e involuntario de apretar o rechinar los dientes, especialmente durante el sueño.

Este trastorno tiene consecuencias directas sobre la articulación, ya que la presión constante inflama los tejidos, provoca contracturas musculares en la zona y debilita las estructuras articulares.

Las personas con bruxismo suelen experimentar rigidez matutina, dolores de cabeza frecuentes y, en casos severos, desgaste de los dientes.

Traumatismos

Golpes en la mandíbula o la cabeza, como los causados por accidentes, deportes de contacto o caídas alteran la alineación y estabilidad de la articulación.

Las lesiones más comunes incluyen desplazamientos del disco articular, daños en los ligamentos o fracturas óseas. 

Aunque algunos traumatismos tienen una recuperación rápida, otros pueden dejar secuelas que evolucionan hacia una disfunción crónica si no se tratan de forma adecuada.

Artritis

Enfermedades inflamatorias como la artrosis o la artritis reumatoide afectan de forma directa la articulación temporomandibular.

Estas patologías generan inflamación persistente, dolor intenso y rigidez en la mandíbula.

Hábitos perjudiciales

Aunque parezcan insignificantes, ciertas acciones cotidianas como mascar chicle en exceso, morderse las uñas o utilizar los dientes para abrir envases pueden sobrecargar la ATM.

Estas costumbres aumentan la tensión en los músculos de la mandíbula y provocan un desgaste gradual en los dientes.

Además, provocan un impacto acumulativo que contribuye al desarrollo de problemas articulares.

Estrés

El estrés emocional se refleja en una mayor tensión en los músculos de la cara y la mandíbula.

Muchas personas, sin darse cuenta, mantienen la mandíbula rígida o aprietan los dientes como respuesta a la ansiedad. 

Además, el estrés suele exacerbar otros factores como el bruxismo.

Malas posturas

La relación entre las posturas corporales y la ATM radica en cómo el cuerpo compensa las tensiones. 

Por ejemplo, un cuello adelantado o una espalda encorvada aumentan la presión en los músculos de la mandíbula, lo que puede derivar en dolores, chasquidos o rigidez.

Cuida la forma en que te sientas, trabajas o duermes porque puede marcar la diferencia en tu bienestar.

¿Qué síntomas están asociados al síndrome de la articulación temporomandibular?


Síntomas síndrome de Costen

El síndrome de Costen, asociado a la disfunción de la articulación temporomandibular (ATM), se manifiesta con una amplia variedad de síntomas que afectan tanto a la zona mandibular como a otras áreas del cuerpo.

  • Molestias localizadas en la zona cercana al oído.
  • Chasquidos, crujidos o clics dolorosos: sonidos acompañados de dolor al mover la mandíbula.
  • Dificultad para abrir completamente la boca o trismus dental.
  • Dolor en la mandíbula: molestias persistentes o intermitentes, especialmente al masticar o hablar.
  • Zumbidos o taponamiento de los oídos: presión o ruido en los oídos, no asociados a problemas auditivos.
  • Fatiga muscular: cansancio en los músculos de la cara y el cuello tras hablar o masticar durante largos períodos.
  • Irradiación del dolor: dolor que se extiende hacia la cara, las sienes, la cabeza y los músculos del cuello.
  • Rigidez y contracturas musculares: tensión en los músculos del cuello que puede limitar el movimiento.
  • Mareos: desequilibrio que afecta la estabilidad.
  • Vértigos: episodios de inestabilidad que empeoran con movimientos de la cabeza.
  • Dolores de cabeza y cuello: molestias que se extienden hacia los hombros o el cuero cabelludo.

Tratamientos del síndrome de Costen en odontología


Diagnosticar el síndrome de Costen puede resultar complicado, ya que las causas detrás de la disfunción mandibular son diversas y dependen de múltiples factores.

Si el dolor está relacionado con el oído, un otorrinolaringólogo será quien deba intervenir.

En cambio, si el problema está relacionado con las cervicales o malas posturas, la ayuda de un fisioterapeuta será fundamental.

Si el trastorno de la ATM tiene origen dental, como el bruxismo o malposición, necesitarás la atención de un odontólogo o un especialista en cirugía maxilofacial.

En lo que se refiere al ámbito dental, estos son los posibles tratamientos:

Férulas de descarga

La férula de descarga es como una funda que se coloca sobre una de las arcadas dentales.

Su objetivo es relajar los músculos de la articulación temporomandibular cuando presentan una actividad anormal que provoca una maloclusión forzada.

Esta maloclusión suele ir acompañada de una presión excesiva en los músculos, lo que genera dolores, chasquidos, molestias y problemas como el bruxismo.

También puede tener un impacto estético (asimetría facial, acortamiento de dientes, etc.), lo que lleva a muchas personas a buscar ayuda en la consulta del odontólogo.

Férulas de desprogramación

La férula de desprogramación mandibular es un dispositivo personalizado que alivia los trastornos temporomandibulares (TTM) como el síndrome de Costen y algunos casos de bruxismo.

Su función es reducir la tensión en los músculos y articulaciones, ayudando a rehabilitar la mandíbula.

El objetivo de esta férula es corregir estos problemas, desprogramar los patrones inadecuados y reeducar los músculos y articulaciones para lograr una mordida funcional y saludable.

Medicamentos

Los analgésicos y antiinflamatorios alivian el dolor y la inflamación en momentos de mayor intensidad.

Aunque son útiles para aliviar los síntomas a corto plazo, no resuelven la causa del problema.

Por eso, se combinan con otros tratamientos como la fisioterapia o las férulas para obtener resultados duraderos.

Inyecciones

Las inyecciones se utilizan para tratar los casos en los que los síntomas son más intensos y no mejoran con tratamientos convencionales. 

Entre las opciones más comunes se encuentran los corticoides, los anestésicos locales, el ácido hialurónico y el botox. Todos ellos ayudan a reducir el dolor y la inflamación, relajando los músculos afectados.

Cada tipo de inyección tiene un objetivo específico. 

Por ejemplo, los corticoides controlan la inflamación, mientras que el botox reduce la tensión muscular en la mandíbula.

Es importante que sea el especialista quien evalúe el caso y determine cuál es el tratamiento más adecuado.

Corrección dental

Los tratamientos de ortodoncia y otros ajustes en la mordida ayudan a equilibrar las fuerzas que actúan sobre la ATM, mejoran la alineación de los dientes y reducen la tensión en la articulación.

Tratamientos quirúrgicos

La cirugía se reserva para casos graves en los que otros tratamientos no han funcionado. Consiste en reparar los daños estructurales de la ATM o reposicionar las partes afectadas.

Es importante considerar esta opción como último recurso. Antes de llegar a ello, el especialista va a evaluar exhaustivamente el caso e informar al paciente sobre los riesgos y beneficios del procedimiento.

Otras soluciones al síndrome de Costen

Existen diversas alternativas fuera del campo de la odontología que contribuyen a la mejora de las disfunciones.

Estas opciones complementan el enfoque clínico.

Fisioterapia y ejercicios mandibulares

La fisioterapia especializada trabaja directamente sobre los músculos y la articulación para aliviar tensiones, mejorar la movilidad de la mandíbula y corregir movimientos anómalos.

Incluye masajes, estiramientos, educación postural y ejercicios específicos.

Los ejercicios fortalecen las estructuras articulares y ayudan a recuperar un rango de movimiento óptimo.

Los fisioterapeutas especializados en ATM enseñan rutinas adaptadas a cada paciente, con el objetivo de prevenir recaídas y mejorar la calidad de vida.

Cambios en hábitos diarios

Si quieres cuidar tu articulación temporomandibular, elimina hábitos como masticar chicle, morderte las uñas o abrir la boca de forma exagerada.

Estos pequeños ajustes reducen la presión sobre la articulación y evitan que empeoren los síntomas.

En los días en los que sientas más dolor, apuesta por alimentos blandos que no te exijan tanto esfuerzo al masticar.

Este tipo de comidas, combinadas con los tratamientos adecuados, ayudarán a que te recuperes más rápido y aliviarán la tensión en tu mandíbula.

Control del estrés

La gestión del estrés es clave para reducir la tensión en la mandíbula.

Prueba técnicas como la meditación, la respiración consciente o el yoga. 

Estas prácticas te ayudarán a relajar los músculos y evitar hábitos perjudiciales como apretar los dientes de forma involuntaria.

Si notas que el estrés está afectando mucho tu bienestar o intensificando los síntomas, combina estas actividades con apoyo psicológico.

Conclusión

El síndrome de Costen es una afección que tiene un impacto directo en tu calidad de vida: dolores mandibulares, molestias en los oídos, cuello y cabeza, mareos, desgaste dental, maloclusión…

Afortunadamente, existen múltiples tratamientos adaptados a cada caso. Si experimentas alguno de los síntomas asociados al síndrome de Costen, acude al dentista lo antes posible para que estudien tu caso y evitar complicaciones mayores.

¿Crees que padeces el síndrome de Costen o que alguien de tu entorno podría sufrirlo?

En Clínicas Den, nuestro equipo está preparado para ofrecerte un diagnóstico preciso y un tratamiento personalizado.

Contáctanos hoy mismo o ven a visitarnos a nuestra clínica dental en Barcelona y da el primer paso para acabar con esas molestias mandibulares.

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Dr. Pablo Rial Serodio

El doctor Pablo Rial (n.º de colegiado 1907), es el Director Médico de Den Clínica Dental y Miembro de la Sociedad Española de Ortodoncia. El doctor Pablo Rial cuenta con más de 25 años de experiencia y se ha especializado en Rehabilitación Oral e implantología Dental. Es diplomado en Ortodoncia y Oclusión Funcional por la Fundación Roth – Williams International y diplomado en Ortodoncia por la Fundación Internacional Gnathos. Además, posee un Postgrado en Bioestética por el Orthognathic Bioesthetic Institute, un título superior para dirigir instalaciones de Radiodiagnóstico (UTPR) y un Máster en Dirección de Servicios Integrados de Salud por ESADE Business School.

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