
Existe la falsa creencia de que la ortodoncia con implantes no es un tratamiento viable. Al fin y al cabo, hablamos de tornillos de titanio fijados al hueso. Algo rígido. Algo que, en teoría, no debería moverse.
Sin embargo, la realidad clínica es otra. La ortodoncia con implantes sí es posible y, en muchos casos, resulta la combinación perfecta para mejorar la estética y la oclusión funcional.
La clave no está en si se puede hacer, sino en cómo se planifica el movimiento de los dientes naturales respetando la posición inamovible de este elemento fijo.
¿Puedo llevar ortodoncia con implantes dentales?
Aunque depende de cada caso en concreto, la respuesta corta es sí.
Ya sea invisible o de brackets, si se puede poner ortodoncia con implantes en la mayoría de los casos (siempre que exista una planificación precisa y personalizada para cada paciente en concreto).
Ahora bien, hay un matiz muy importante que conviene entender desde el principio:
Los dientes naturales están unidos al hueso mediante el ligamento periodontal, este funciona como un pequeño sistema de amortiguación que permite moverlos cuando se aplica una fuerza controlada. Por eso, la ortodoncia invisible o de brackets funciona.
El implante, en cambio, no tiene ese ligamento. Está osteointegrado, fusionado al hueso.
Piensa en tus dientes naturales como árboles con raíces en la tierra: si empujas con constancia, puedes cambiar su inclinación. El implante, por el contrario, es una farola de hormigón clavada en la acera. No se mueve.
¿Es esto un problema?
Al contrario. Esa rigidez convierte al implante en un anclaje muy estable. Aunque es muy estable, no siempre se utiliza como anclaje ortodontico activo, ya que no está diseñado específicamente para ese fin. Su papel principal es mantenerse estable mientras se mueven los dientes naturales.
Por lo tanto, es totalmente compatible.
Ahora bien, el enfoque cambia radicalmente dependiendo del punto de partida: no es lo mismo tener ya el implante puesto que planificar su colocación.
Por tanto, podemos encontrarnos dos escenarios posibles.
Caso 1: implantes previos a la ortodoncia (el implante inamovible)
Esta es la situación más frecuente en adultos. Y no es una casualidad, tanto los implantes dentales como la ortodoncia en adultos se han convertido en dos de los tratamientos más recurrentes en la actualidad.
En el caso de la ortodoncia con implantes, el paciente perdió una pieza hace años, se colocó el tornillo de titanio y una corona… ahora, tiempo después, surge el deseo o la necesidad de mejorar la estética de la boca o la estabilidad de la mordida.
Teniendo en cuenta que ese implante no va a moverse ni un milímetro, la estrategia consiste en planificar el movimiento de los dientes naturales que están alrededor de esta pieza fija.
Además, en el caso de que al paciente le falten varios dientes, los implantes también pueden convertirse en anclajes esenciales para aplicar la fuerza ortodóncica con mayor control y precisión.
¿Qué implica que haya un implante previo?
Tener un implante antes de iniciar un tratamiento de ortodoncia invisible o de brackets condiciona toda la planificación desde el principio, ya que este punto fijo no se mueve como un diente natural. Por ello, el ortodoncista y el implantólogo deben coordinarse para evitar desajustes funcionales y estéticos.
1º Limitación de movimientos
No se puede usar ese espacio para mover otros dientes hacia allí, porque el tornillo ya ocupa el sitio, por lo que habrá que planificar el tratamiento con este «factor fijo» en la ecuación.
2º Integración estética y uso de coronas provisionales
Al alinear el resto de dientes, es posible que la corona (la parte visible del implante) quede visualmente desajustada.
Una estrategia habitual en estos casos es sustituir la corona definitiva por una prótesis provisional de resina durante el tratamiento. Esto ayuda al ortodoncista a realizar pequeños ajustes de forma y oclusión mientras mueve los dientes vecinos, protegiendo el implante.
Al finalizar, es muy probable que sea necesario cambiar la corona del implante por una nueva que encaje a la perfección con la posición final de los dientes, tanto en forma como en color.
Caso 2. El lienzo en blanco (ortodoncia antes que implantes)
En este escenario, la boca ofrece más margen de maniobra y, desde el punto de vista clínico, suele ser el más favorable.
Hablamos de pacientes con piezas ausentes, implantes pendientes de colocar o incluso agenesias. En estos casos, el orden de los factores sí puede alterar el producto.
Lo recomendable es poner ortodoncia con implantes como objetivo final, pero empezar primero moviendo los dientes.
¿Por qué se prefiere este orden?
Cuando faltan dientes y aún no hay implantes, podemos planificar mejor el tratamiento. Lo habitual es mover primero los dientes para definir espacios, orientar raíces y luego, decidir si el implante resulta necesario.
1º Definir si el implante es necesario
Antes de decidir, un equipo multidisciplinar valora si ese espacio debe mantenerse para un implante o si puede cerrarse desplazando otros dientes.
Aquí, influyen factores como el número de piezas ausentes y el estado de todos los dientes sanos.
- A veces, el espacio que ha dejado el diente perdido se ha cerrado porque los vecinos se han inclinado: en este caso la ortodoncia permite enderezar los dientes y abrir el hueco exacto para el futuro implante.
- En otras ocasiones, si falta alguna pieza, se puede usar la ortodoncia para: cerrar ese hueco trayendo los dientes de atrás hacia delante, evitando así la necesidad de colocar un implante dental.
2º Colocar las raíces en posición segura
Para insertar un implante con garantías, las raíces adyacentes no deben interferir en el procedimiento.
La ortodoncia nos permite separar los dientes y sus raíces, preparando el terreno con mayor precisión.
En muchos casos, el tratamiento comienza con ortodoncia (invisible o brackets) y el implante se coloca cuando el ortodoncista considera que el momento ya es el adecuado. Puede ser al final del tratamiento o en una fase intermedia, según la planificación acordada con el implantólogo.
Uso de microimplantes en ortodoncia
En un tratamiento de ortodoncia, cuando se necesitan movimientos muy concretos, se utilizan microtornillos de anclaje temporal.
Se colocan en la encía para servir como punto fijo desde el que ejercer fuerza sobre dientes concretos. Cuando han cumplido su función, se retiran.
No hay que confundirlos con los mini implantes dentales, que pertenecen a la implantología, no a la ortodoncia. Son fijaciones de titanio de diámetro reducido (unos 2 mm) que se usan para reemplazar dientes perdidos o estabilizar una prótesis de forma definitiva.
Preguntas frecuentes sobre ortodoncia con implantes
¿La ortodoncia mueve un implante dental?
No, bajo ningún concepto.
Un implante está anclado al hueso. Intentar moverlo como si fuera un diente natural dañaría la estructura ósea.
Por eso, el implante se mantiene fijo y el tratamiento se adapta a su posición.
¿Puedo llevar ortodoncia invisible con implantes?
Por supuesto que sí. De hecho, se puede poner ortodoncia invisible con implantes y suele ser una opción muy cómoda.
Durante la planificación, el implante se marca como pieza bloqueada. El alineador lo rodea sin ejercer presión, mientras mueve el resto de los dientes.
Además, si el paciente está en la fase en la que falta el diente, la ortodoncia invisible con implantes (o pre-implantes) tiene una ventaja estética clara: se puede «pintar» en el alineador un diente falso (póntico) en el hueco.
Así, mientras dura el tratamiento, nadie nota la ausencia de la pieza.
¿Qué pasa si tengo fundas, coronas o puentes?
Aquí hay que diferenciar dos situaciones:
- Coronas o fundas individuales sobre diente natural
Se mueven igual que un diente natural. Simplemente, se debe tener cuidado al colocar el bracket o el atache sobre la porcelana, usando un adhesivo específico.
En cualquier caso, si el ortodoncista lo considera, puede ser necesario retocar o sustituir alguna corona si la alineación de la arcada no es la correcta.
Por eso, antes de empezar, el especialista valorará el estado de los tratamientos previos y decidirá si hace falta algún ajuste previo.
- Puentes dentales
Un puente dental es una estructura fija que une varios dientes naturales. Al funcionar como un bloque sólido, limita el movimiento individual de esas piezas, pero esto no significa que sea incompatible con la ortodoncia.
La estrategia depende del estado del puente y su posición en la boca.
Si el puente está en buen estado y en una zona que no compromete el resultado (por ejemplo, en las muelas), es posible adaptar el tratamiento. El ortodoncista planifica los movimientos alrededor del puente para alinear el resto de la sonrisa sin forzar la estructura fija.
Si el puente está en el sector frontal, limita un movimiento imprescindible o está deteriorado, la situación cambia.
En última instancia, será el especialista quien valore la mejor opción: mantener el puente tal cual, reemplazarlo por uno provisional durante el tratamiento o sustituirlo definitivamente por implantes al finalizar para asegurar una estética y función perfectas.
¿Puedo perder un implante por llevar ortodoncia?
Es improbable si el tratamiento está bien ejecutado.
El riesgo existe solo si se aplica una fuerza excesiva e incorrecta directamente sobre el implante. Pero usado como anclaje, el implante es muy resistente y soporta bien las fuerzas de tracción para ayudar a mover otros dientes.
¿Dura más un tratamiento de ortodoncia con implantes?
El tiempo depende de la complejidad de los movimientos, no de llevar un implante.
Lo que sí puede alargar el proceso total es la coordinación de fases si el implante se coloca después. Habrá que sumar el tiempo de la ortodoncia más la cicatrización del implante (osteointegración), que suele ser de 3 a 6 meses, más la colocación de la corona.
Pero si hablamos solo de la fase de poner ortodoncia con implantes que ya existen, los plazos son los mismos.
¿Tendré que cambiar la corona del implante después de la ortodoncia?
Es probable que así sea.
Esa corona con implante se colocó hace tiempo con los dientes en una posición distinta. La forma de morder y la estética se adaptaron a aquel momento.
Cuando se alinea la sonrisa, todo cambia. Esa funda antigua puede quedarse corta de altura, no encajar bien con el diente antagonista al morder o tener un color que ya no iguala a los demás.
Cambiar la corona suele ser el paso final para un resultado estético y funcional óptimo.
Conclusión
Tener implantes, coronas o puentes dentales no frena un tratamiento de ortodoncia. En muchos casos, lo facilita.
La clave está en el diagnóstico para diseñar un tratamiento que se adapte a las necesidades del paciente.
Si tienes dudas sobre tu caso concreto, lo ideal es ponerse en manos de un especialista para confirmar la viabilidad del tratamiento.
¿Hablamos de tu caso?
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